25/02/2021 ReL Quiero hablaros hoy de la íntima relación de la Naprotecnología con la Teología del Cuerpo, como una continuación de la entrada anterior. Durante muchos siglos, las relaciones entre hombre y mujer se consideraban, para la Iglesia, como un mal menor que debía ser solucionado con el contrato matrimonial. La vocación al matrimonio parecía algo bastante inferior a la vida consagrada y, la santidad (salvo excepciones) estaba reservada a aquellos que vivían el celibato. Esto empieza a cambiar en la segunda mitad del siglo XX, sobre todo con el Concilio Vaticano II. Ya los últimos papas empiezan a mirar el sacramento del matrimonio de otra manera, es un camino al cielo que había quedado un poco olvidado.