La irregularidad de los ciclos menstruales aumenta el riesgo de fibrilación auricular

08/06/2023 Diario médico. Las mujeres con ciclos menstruales muy cortos o muy largos durante su vida reproductiva pueden tener hasta un 40% más de riesgo de fibrilación auricular.

Un estudio prospectivo del Biobanco del Reino Unido concluye que el ciclo menstrual irregular a lo largo de la vida reproductiva se asocia con enfermedad cardiovascular (ECV). Los investigadores han visto que los ciclos menstruales tanto largos (a partir de 35 días) como cortos (de menos de 21 días) se relacionan con fibrilación auricular, mientras que los ciclos menstruales cortos se asociarían con mayor riesgo de enfermedad coronaria e infarto de miocardio. Sin embargo, la duración del ciclo menstrual no se asoció con un mayor riesgo de accidente cerebrovascular o de insuficiencia cardíaca.

Son datos obtenidos por un grupo de investigación del Departamento de Endocrinología y Metabolismo del Hospital de Nanfang/ Universidad Médica del Sur de Guangdong (China), liderado por el profesor Huijie Zhang, que hoy aparecen publicados en el Journal of the American Heart Association. Las nuevas evidencias sugieren que las alteraciones en el ciclo menstrual podrían tener consecuencias negativas para la salud y que sería importante monitorizar a estas mujeres a lo largo de la vida reproductiva para prevenir la ECV y la fibrilación auricular.

Los autores del estudio parten de la idea de que los ciclos menstruales regulares a lo largo de la vida reproductiva reflejan el funcionamiento normal del eje hipotálamo-hipófisis-ovario y son un signo vital de la salud general de las mujeres, y que los ciclos menstruales irregulares y prolongados son trastornos endocrinos comunes que se dan en el 20% de las que están en edad fértil, precisamente por la alteración funcional del citado eje.

Explican que la enfermedad cardiovascular, primera causa de morbilidad y mortalidad entre mujeres en el mundo, llega a afectar en Occidente al 45% de las mujeres y supone la tercera parte de todas las muertes por esta causa. Exponen que ya se conocían algunos factores de riesgo de ECV y mortalidad cardiovascular relacionados con el sexo femenino, como el síndrome de ovario poliquístico y la menopausia temprana, pero creen importante que se exploren nuevos factores de riesgo, precisamente por la creciente prevalencia de ECV en mujeres.

Numerosos factores de riesgo

Se había reportado previamente que los ciclos menstruales irregulares y prolongados están estrechamente relacionados con la resistencia a la insulina, trastornos metabólicos, hiperandrogenismo e inflamación crónica, lo que se relaciona con mayor riesgo de enfermedad coronaria y mortalidad, obesidad y diabetes tipo 2. O que los ciclos menstruales cortos duplicarían el riesgo de infarto de miocardio en mujeres menores de 55 años. Otros estudios apuntan a la relación de los ciclos menstruales irregulares con múltiples factores de riesgo de enfermedad cardíaca, como resistencia a la insulina, colesterol alto, presión arterial alta, inflamación crónica y síndrome de ovario poliquístico; o también señalan que las mujeres tienen mayor riesgo de arritmias o latidos cardíacos irregulares, debido precisamente a las fluctuaciones hormonales del ciclo menstrual.

«Sin embargo, la evidencia que vincula las características del ciclo menstrual a lo largo de la vida reproductiva con la ECV y la mortalidad cardiovascular sigue siendo limitada y se necesitan grandes estudios prospectivos«, según estos investigadores, que han desarrollado una prospección a gran escala con seguimiento medio de 11,8 años de 58.056 mujeres de los registros del Biobanco del Reino Unido, entre 40 y 69 años de edad. «Nuestros datos indicaron que la duración del ciclo menstrual ≤21 días o de ≥35 días se asociaba significativamente con mayor riesgo de episodios de ECV», recalcan, advirtiendo que la relación entre regularidad/duración del ciclo menstrual y subtipos específicos de ECV (fibrilación auricular, enfermedad coronaria e infarto de miocardio) es relativamente limitada.

El artículo recoge la estadística de más de 1.600 episodios cardiovasculares reflejados en los datos epidemiológicos de las mujeres participantes en el estudio. Siempre comparando con mujeres que tenían un ciclo regular, se ha visto un 40 por ciento más de riesgo de fibrilación auricular y un 19% más de enfermedad cardiaca en mujeres con ciclos menstruales de menos de 21 días o más de 35; tanto los ciclos más cortos como los más largos se asociaron con más riesgo de ECV (29% y 11% respectivamente); en cuanto a fibrilación auricular, los ciclos menstruales más cortos se asociaron con un 38 % más de riesgo y los más largos con un 30 % más . Por último, la duración del ciclo menstrual no se asoció con un mayor riesgo de accidente cerebrovascular o insuficiencia cardíaca.

«Hasta donde sabemos, este es el primer estudio que examina las relaciones entre las características del ciclo menstrual y el riesgo de fibrilación auricular», dicen los firmantes del artículo. En definitiva, los investigadores creen que sus hallazgos podrían trasladarse a la práctica clínica para abrir vías de prevención de la fibrilación auricular, el infarto de miocardio y la enfermedad coronaria en mujeres. «Además, hemos visto que la asociación entre las características del ciclo menstrual y los episodios de enfermedad cardiovascular se modificaban por el hábito de fumar, y que la relación entre el ciclo menstrual corto y la aparición de enfermedad cardiovascular eran significativamente más fuertes en mujeres con niveles de colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL-C) basal <1.3 mmol/L». Con estos datos refuerzan la importancia de monitorizar el ciclo menstrual de estas mujeres durante su vida reproductiva, insistiendo en que «quienes tengan patrones irregulares del ciclo menstrual podrían tener más posibilidades de desarrollar enfermedades cardíacas», según Zhang.

Mecanismos potenciales

Varios mecanismos potenciales podrían explicar las relaciones entre la regularidad del ciclo menstrual y la incidencia de ECV. Por un lado, los ciclos menstruales irregulares están muy relacionados con los múltiples factores de riesgo de ECV ya citados; y por otro, la duración anormal del ciclo puede tener consecuencias para la salud reproductiva. Se cree que la duración del ciclo mensual es un indicador de la exposición acumulada a los esteroides ováricos y refleja los patrones hormonales subyacentes. Por ello, los ciclos largos e irregulares se asocian con menor exposición a los estrógenos, que pueden tener una función vasodilatadora al aumentar los receptores β-adrenérgicos y reducir el estrés oxidativo. Eso explicaría su asociación con el riesgo de ECV.

Y aún más. Los ciclos menstruales irregulares o largos se asocian con niveles más altos de testosterona y niveles más bajos de globulina fijadora de hormonas sexuales (SHBG en sus siglas en inglés), relación que ya se ha evidenciado con contundencia en las ECV. «En este estudio hemos visto que las mujeres con ciclos menstruales largos o irregulares tenían tasas de incidencia más altas de diabetes e hipertensión, y presentaban un IMC más alto, niveles más altos de colesterol total y niveles más bajos de HDL-C, que son fuertes predictores de episodios de ECV, y que en conjunto podrían contribuir a aumentar el riesgo», argumentan los investigadores, agregando que los anticonceptivos orales también podrían ser un factor modificador potencial de la relación entre las características del ciclo menstrual y el riesgo de ECV, ya que se han utilizado ampliamente para el tratamiento de ciclos menstruales irregulares o síndrome de ovario poliquístico en mujeres. Pero nada de eso se observó en el estudio actual.