ANDOC. Desde ANDOC, hemos realizado un sucinto resumen sobre los aspectos de este documento en torno a los temas más específicamente bioéticos; sin olvidar que el eje de la declaración es el concepto de dignidad humana, que ilumina y da coherencia a todos los demás temas tratados (pobreza, guerra, trabajo de los emigrantes, trata de personas, abusos sexuales, violencia contra las mujeres, violencia digital, etc.)
“(El ser humano tiene) una dignidad infinita, que se fundamenta inalienablemente en su propio ser, le corresponde a cada persona humana; más allá de toda circunstancia y en cualquier estado o situación en que se encuentre”.
La dignidad de la persona es el fundamento de sus derechos y deberes. Y señala algunas de las ‘violaciones graves de la dignidad de la persona‘ entre ellas la trata de personas, los abusos sexuales, la violencia contra la mujer, la maternidad subrogada y el aborto.
“la dignidad de toda persona humana permanece más allá de toda circunstancia“.
Ese concepto en muchas ocasiones se utiliza abusivamente para justificar la creación de otros derechos sin oponerlo al derecho a la vida.
No existe el derecho a matar, en ninguna circunstancia: ni en el aborto, o la eutanasia, o el suicidio, o las guerras, o la pena de muerte, o el tráfico de seres humanos, o cualquier otra circunstancia en la que se viole la dignidad humana, siendo el terminar con su vida el grado máximo de agresión, por irreversible, que puede sufrir un ser humano.
Entre las formas de violencia ejercidas contra las mujeres, ¿cómo no mencionar la coacción al aborto, que afecta tanto a la madre como al hijo, tan a menudo para satisfacer el egoísmo de los varones?…”
El aborto
Citando a Juan Pablo II, recordará que:
«entre todos los delitos que el hombre puede cometer contra la vida, el aborto procurado presenta características que lo hacen particularmente grave e ignominioso […] Hoy, sin embargo, la percepción de su gravedad se ha ido debilitando progresivamente en la conciencia de muchos. La aceptación del aborto en la mentalidad, en las costumbres y en la misma ley es señal evidente de una peligrosísima crisis del sentido moral, que es cada vez más incapaz de distinguir entre el bien y el mal…”
Advierte contra el uso, voluntariamente ambiguo, de la palabra “aborto”: “en el caso del aborto se percibe la difusión de una terminología ambigua, como la de “interrupción del embarazo”, que tiende a ocultar su verdadera naturaleza y a atenuar su gravedad en la opinión pública. Quizás este mismo fenómeno lingüístico sea síntoma de un malestar de las conciencias. Pero ninguna palabra puede cambiar la realidad de las cosas: el aborto procurado es la eliminación deliberada y directa, como quiera que se realice, de un ser humano en la fase inicial de su existencia, que va de la concepción al nacimiento».
Eutanasia y cuidado de las personas al final de la vida
“Está muy extendida la idea de que la eutanasia o el suicidio asistido son compatibles con el respeto a la dignidad de la persona humana, pero el sufrimiento no hace perder al enfermo esa dignidad que le es intrínseca e inalienablemente propia, sino que puede convertirse en una oportunidad para reforzar los lazos de pertenencia mutua y tomar mayor conciencia de lo preciosa que es cada persona para el conjunto de la humanidad. (…)
la dignidad del enfermo, en condiciones críticas o terminales, exige que todos realicen los esfuerzos adecuados y necesarios para aliviar su sufrimiento mediante unos cuidados paliativos apropiados y evitando cualquier encarnizamiento terapéutico o intervención desproporcionada. Estos cuidados responden al «constante deber de comprender las necesidades del enfermo: necesidad de asistencia, de alivio del dolor, necesidades emotivas, afectivas y espirituales».[94]
Pero tal esfuerzo es totalmente distinto, diferente, incluso contrario a la decisión de eliminar la propia vida o la de los demás bajo el peso del sufrimiento.
Teoría de género
Reitera que
“toda persona, independientemente de su tendencia sexual, ha de ser respetada en su dignidad y acogida con respeto, procurando evitar «todo signo de discriminación injusta», y particularmente cualquier forma de agresión y violencia”.
Querer disponer de sí mismo, como prescribe la teoría de género, sin tener en cuenta esta verdad fundamental de la vida humana como don, no significa otra cosa que ceder a la vieja tentación de que el ser humano se convierta en Dios y entre en competencia con el verdadero Dios del amor que nos revela el Evangelio.
Niega la mayor diferencia posible entre los seres vivos: la diferencia sexual. Esta diferencia constitutiva no sólo es la mayor imaginable, sino también la más bella y la más poderosa: logra, en la pareja varón-mujer, la reciprocidad más admirable.
«Presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia».
Cambio de sexo
Tampoco existe el supuesto derecho a redefinir el sexo según la propia interpretación personal. Y en esto el documento es claro: no puede admitirse como lícito moralmente el supuesto «cambio de sexo», imposible por otra parte dada la definición biológica de la naturaleza sexuada humana como masculina o femenina, como forma de existir y no como característica accesoria a su ser.
Maternidad subrogada
“La práctica de la maternidad subrogada viola, al mismo tiempo, la dignidad de la propia mujer que, o se ve obligada a ello o decide someterse libremente. Con esta práctica, la mujer se desvincula del hijo que crece en ella y se convierte en un mero medio al servicio del beneficio o del deseo arbitrario de otros. Esto se contrapone, totalmente, con la dignidad fundamental de todo ser humano y su derecho a ser reconocido siempre por sí mismo y nunca como instrumento para otra cosa”.
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