Papá, ¡no sabes cuánto te necesito! (por Mª José Mántica y Álvaro Rocha)

En la mente y el corazón de cada hijo barbota un bullir desordenado e impreciso de ideas sentimientos, necesidades, frustraciones y atracciones que se amalgaman en torno a un referente único: su padre.

 

Los hijos son las personas que han engendrado los padres y habitan en su corazón. En cuidar de ellos les va la propia vida. ¡Cuántos desvelos y preocupaciones! ¡Cuántos trabajos y cuidados! Y también, ¡cuántas orgullosas alegrías! ¡Cuánta felicidad al sentir el calor, la ternura y la suavidad del abrazo de un hijo!

El apego es el núcleo donde padre e hijo se funden sin que sus personas se confundan. El apego cambia al hijo y al padre y, en cierta forma, les ayuda a configurarse como personas. En este libro, Mº José Mántica y Álvaro Rocha, nos ayudan a desentrañar el misterio del apego paterno. Una cuestión que todos los padres deben aprender y ninguno ignorar.

Dr. Aquilino Polaino
 

Con la lectura de este libro, bien soportado científicamente, deducimos que, los hijos con un apego paterno seguro, tiene menos problemas conductuales, una buena maduración en su afectividad y sexualidad y una mejor disposición a resolver las crisis. En el caso concreto de las hijas, estas pensarán que en la forma en que su padre trata a su madre, deberá ser la manera en que ella debe ser tratada por los hombres.

“…a lo largo del libro que tiene entre sus manos veremos que el foco de atención sobre la importancia del padre en la familia debe colocarse, sobre todo, en el apego y en la crianza, más que en su capacidad de proveedor, y que son esos aspectos los que explican los efectos en la salud física y emocional del niño, e incluso, en su supervivencia”.

“…el padre contribuye al desarrollo psicológico del hijo, al facilitarle el proceso de separación-individuación de su madre”.

“Es el padre quien debe sacar al hijo de la sobreprotección natural de las madres, para que el niño luche, caiga, se decepcione, mientras él le ayuda a superar sus fracasos… debe recordar que los problemas u obstáculos del hijo son oportunidades para crecer y madurar…”