sagrada familia

La “perla” de nuestra salvación

Misión. Titulada como “Sagrada Familia” y conocida popularmente como la Perla, es una pieza extraordinaria del Renacimiento italiano expuesta en el Museo del Prado, para introducirse en la contemplación de los misterios de la Natividad de Cristo.

Pintada por Rafael, junto con los artistas de su taller, hacia 1518, para el obispo de Bayeux en la última etapa de la vida del artista, se percibe en esta obra la clara influencia de Leonardo da Vinci, con quien Rafael se encontró en Roma entre 1513 y 1516.

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  1. Campiña romana: Al fondo a la derecha, en tercer plano, Rafael nos muestra, con un gran dominio de la perspectiva aérea leonardesca, una campiña, probablemente inspirada por las innumerables vistas de las afueras de Roma durante su estancia en dicha ciudad, donde se aprecia una escena pastoril con un carro y, más al fondo aún, una ciudad en ruinas, con templos, puertas y puentes de lo que bien pudiera ser la Roma de tiempos del maestro de Urbino. 
  2. Santa Ana: La madre de María aparece a la derecha, vestida con un manto amarillo, color típico del pueblo judío, y una túnica verde, que anuncia la esperanza que llega al pueblo de Israel y, por él, a todos las naciones. Arrodillada ante el Niño, apoya su cabeza sobre una robusta mano de mujer trabajadora, que, además, se sujeta en la pierna de su hija, la Virgen. Muestra un rostro surcado por arrugas, signo de su madurez, en el que los ojos se perciben entornados, pues muy probablemente tan mística escena la llevara a meditar en su corazón cómo Dios cumple sus promesas, además de recordar los primeros pasos en el mundo del fruto bendito de su vientre, María. 
  3. San José: En un marcado segundo plano, que nos habla de su oculta labor, se vislumbra la figura del justo José, coronada con su aureola, que parece admirar la entrañable escena de su familia a la par que vigila por ellos, para que ningún mal les sobrevenga. 
  4. La Virgen y el Niño: María, con un rostro de indescriptible belleza y dulzura, observa complacida el encuentro que tiene lugar a sus pies entre su hijo y el hijo de su prima, san Juan. En un elegante escorzo, sostiene con su mano derecha a Cristo, sentado sobre sus rodillas, que, a su vez, se apoya también en una cuna de mimbre que le acoge en sus descansos. Vestida de azul y rosa, su indumentaria nos recuerda el misterio de la Maternidad divina. Mientras tanto, con el otro brazo rodea los hombros de su madre santa Ana, haciéndole partícipe de la preciosa escena. 
  5. San Juan y su primo: El precursor del Mesías hace ademán de acercarse a Jesús para mostrarle unos frutos recogidos en esa especie de esclavina de piel que endosa y le cubre la mitad del torso, y que presagia su misión de precursor. Esos frutos, que tanto contento dan a la “voz que grita en el desierto” y a la “Palabra hecha carne”, son una metáfora de la gracia de la salvación que nos anunciará el uno y nos conseguirá el otro.